El verano es sinónimo de muchas cosas, tiempo libre, vacaciones… pero también de calor. Por eso, una de las opciones para combatirlo suele ser ir con nuestros hijos a la piscina. Ya sea cerca de nuestra residencia o cuando nos vamos de viaje. Desde Andares te damos algunas ideas para jugar en la piscina con los reyes de la casa.
Por lo general a los niños pequeños les gusta jugar en el agua, es importante que la primera impresión que el niño tiene del agua sea placentera para que pueda disfrutar de la experiencia
Para los niños menores de cuatro años y que en invierno no acuden a la piscina es muy importante tener en cuenta que cada nuevo verano hay que comenzar como si fuera la primera vez que toma contacto con la piscina ya que de un año para el otro el niño ha madurado tiene nuevos miedos y todo vuelve a ser nuevo para él.
Deja que el niño se acostumbre al ambiente de la piscina colocándote cerca del borde. Siéntate con tus piernas en el agua y sienta al niño entre ellas. En caso que el niño ya sea capaz de sentarse solo con seguridad siéntale a tu lado. Poco a poco ve mojándole los pies, las rodillas, la tripita, las manos la carita… y juega a salpicar suavemente. Una regadera pequeñita o un cubito en este momento ayudará para que el niño disfrute de juegos con el agua.
1. El juego de las pataditas.
Necesitas: Juguetes que filtren el agua, botes con agujeros, embudos, regaderas, frasquitos de plástico, esponjas para escurrir el agua, una pelota… una mamá o un papá dispuesto a divertirse. Sentados en el borde de la piscina patalea con los pies salpicando y anima al niño a hacer lo mismo. Podéis jugar con diferentes juguetes de agua para que vaya cogiendo confianza. Con los frascos y cubitos podéis ver como cae el agua, con los embudos como sale por el agujero, con las esponjas como escurre el agua y con la pelota salpicar arrojándola con fuerza contra la superficie.
2. Vamos a entrar en la piscina.
Deja el niño en el borde de la piscina acompañado de otra persona y entra tú en el agua. Desde dentro ofrécele un juguete atractivo para intentar atraerlo hacia el agua.
Cuando el niño haga el más mínimo ademán de acercarse a ti extiende tus brazos y cógelo por debajo de las axilas para despacito introducirlo en el agua. Vuelve a sentar al niño en el borde y llámalo para que te eche los brazos. Déjale que haga el intento de lanzarse al agua y recógelo por debajo de las axilas de forma que no sumerja la cara en el agua.
Sigue jugando a este juego una y otra vez y poco a poco tienes que alejarlo de tu cuerpo para que el niño vaya cogiendo confianza sin el apoyo de tu cuerpo.
3. Como si fuera un barco con motor.
Ahora ya estáis en el agua los dos como le tienes agarrado de las axilas agita suavemente su cuerpecito para que se muevan sus piernas. Puedes ir diciendo: ” muy bien así se mueven las piernas”. Incitarás al niño poco a poco a moverlas solo.
Después de esto sepárale de tu cuerpo cantando alguna cancioncilla y sonriendo. Despacito sueltas sus axilas para tomarle por los bracitos para al fin tenerle sujeto por las muñecas. Puedes animarle diciendo:” eres un campeón estás casi sólito en el agua.” Haz que se mueva hacia delante hacia atrás hacia un ladito y hacia otro.
4. El borde de la piscina, un lugar seguro.
Necesitas: un juguete atractivo para el niño, volver al borde de la piscina y mucha calma. Deja en el borde de la piscina un juguete atractivo. Observa si el niño puede agarrarse al borde de la piscina con las manilas. En este caso, el niño comenzará a hacer diferentes pruebas: 1. Trepar por el borde con los pies y las rodillas. 2. Intentará subir al borde con ayuda de tu rodilla para que apoye los pies. Esto les resulta difícil pero solo el intento es divertido. 3. Estirará los brazos y se le hundirán ligeramente los hombros incluso la boca y la nariz. En este caso lo más importante es no asustarse. Los niños muchas veces hacen esto y luego vuelven a doblar los brazos para salir. Como estás a su lado si ves que se le ha soltado una manita solo tienes que cogerlo por el pecho con una mano y con la otra le agarras el bracito que se soltó y se lo vuelves a colocar en el borde.
Lo más importante es que recuerdes que el niño se fija sobre todo en tu cara y por ello para transmitirle calma es mejor mantener siempre una sonrisa